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Como quien no quiere la cosa, en una conversación distendida pero calculada, amparada en la potencia de transmisión de las redes sociales y con su amiga, también extenista, Casey Dellacqua, como confidente, Ashleigh Barty anunció su retiro del tenis.
Nacida en Ipswich, una ciudad ubicada en el suroeste de Brisbane, hace 25 años, la cuarta tenista de la historia en permanecer más tiempo seguido como número uno del mundo decidió "colgar la raqueta", decir adiós, abandonar el circuito.
La número uno del mundo solo había anunciado que no disputaría la gira por Estados Unidos. Pero lejos quedaba, en principio, la posibilidad de que ya no volviera. "Quiero perseguir otros sueños", confesó Barty a Dellacqua. "Hay tantas cosas por hacer y sueños que perseguir que no implican necesariamente viajar por el mundo, estar lejos de la familia o fuera de casa que es donde siempre he querido estar", completó.
En un mundo donde la voracidad casi nunca tiene límites, donde la superación es un reto y los récords un desafío, Barty opta por escapar de la vorágine, de salir de la presión y de buscar la satisfacción por otro lado.
Ashleigh Barty, otros sueños. EPA
No es la primera vez que Barty deja de lado la competición, los viajes, la presión. Ha sido la australiana una joven de impulsos aunque esta vez el anuncio parece meditado. Sin embargo, aún se recuerda ese tiempo sabático de casi dos años. Después del Abierto de Estados Unidos del 2014, cuando dejó el tenis al que regresó en el 2016. Aprovechó esos meses para buscar alicientes en otro deporte, en el cricket.
Mientras Serena Williams se aferra a las canchas a sus 40 años con la idea aún de poder a llegar a alcanzar los veinticuatro títulos del Grand Slam de la legendaria Margaret Court, de la que solo la separa uno, Barty relativiza las ambiciones y alarga su perspectiva más allá de la red.
Comparable solo a la salida abrupta de Justine Henin, en el 2008, que abandonó la competición como número uno después de 61 semanas. La belga volvió a jugar dos años después. También Bjorn Borg se hastió de las exigencias del deporte y con mucho ganado, entonces más que muchos, colgó la raqueta a los veintiseis años. En 1983. Regresó ocho temporadas más tarde.
Una parte de ella cumplió con sus expectativas profesionales. Adentro de una cancha no hay muchos más retos que afrontar. Quizás sea hora de atrapar sueños afuera...
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